Desde hace 5 años me despierta todos los sábados y domingos a las 08,00h. No importaba si había salido la noche anterior y había dormido poco. Necesitaba escuchar esa voz.
Quizá el atractivo empezaba al idenificar ese sutil tono que a mi me parecía de fumadora/ex fumadora (desconozco el dato) que inevitablemente sentía solidario con mi noche matadora. La vuelta a la vida, que eso es despertarse cada día, abrazado por esa voz armónica que invitaba a la accion desde el primer segundo, eran el preludio imprescindible de mi pimera taza de te.
Equilibrio. Si. Quizá sea la pimera sensación que me generaba. El relato de las noticias, fueran las que fueran, siempre soportado por una voz sosegada, neutral, nunca monótona, intencionada en las pausas y los tonos pero nunca alterada. Un envoltorio neutral para los contenidos lanzados al aire. Y sin embargo tiene esa capacidad de transmitir emociones hablándole a todos por igual, mostrando su enfado, su sorpresa o su acuerdo. “Sí ministro, pero ¿no cree que sería más lógico..?.”
La voz adquiere tonos metálicos cuando manifiesta su indignación. Tan distintos al cordial “¿Como estás?” cuando saluda cariñosa a su pastor. Esa “a” alargada con intención y esa “s” de seductora irresistible.
La autoridad que emana su voz viene de su seguridad. Sin levantarla nunca, ordena la tertulia, reparte juego, toma partido si lo considera oportuno y cuando nota que el asunto no progresa y no reviste mayor interés que el del permanente “y tu más” de los políticos, lo cierra con un elegante “bueno…” y a otra cosa mariposa.
Estos 5 años han sido una delicia. Te deseo lo mejor en esa nueva etapa, pero prométenos a todos los que te hemos seguido y disfrutado, que nunca nos privarás de tu voz.
José Luis Sicre
27–05–2012