
Europa, ahíta de riqueza, caprichosa como una joven cortesana, sumida en el relativismo y sus pequeñas batallas por los temas mas absurdos, renuncia a la defensa de principios básicos. Frente a ella tiene las sociedades islámicas, horrendas en su filosofía, pero fuertemente unidas por unos ideales y movilizados con una determinación que nos aplastará si no lo paramos a tiempo.
Lo escribí el 23 de mayo de 2011.